
Entre los diversos carismas postconciliares que han surgido en el seno de la Iglesia está el Camino Neocatecumenal (CN) que tuvo su comienzo en 1964 entre los pobres de las chabolas de Palomeras Altas de Madrid por medio de Kilo Argüello y Carmen Hernández.
Tras más de treinta años de experiencia del CN en numerosísimas parroquias de todo el mundo, viendo sus frutos, el Pontificio Consejo para los Laicos en junio de 2002 decretó la aprobación de sus estatutos. Posteriormente en un encuentro en Castel Gandolfo en septiembre de ese mismo año Juan Pablo II dijo: “En una sociedad secularizada como la nuestra, donde se propaga la indiferencia religiosa y muchas personas viven como si Dios no existiese, son numerosos quienes tienen necesidad de un nuevo descubrimiento de los sacramentos de la iniciación cristiana, especialmente del bautismo. El CN es sin duda una de las respuestas providenciales a esta urgente necesidad”.

Así pues la Iglesia reconoce al CN como un verdadero catecumenado postbautismal, pudiéndose vivir la educación permanente de la Fe en pequeñas comunidades, en las que se da la catolicidad de la Iglesia, ya que en ellas se insertan personas de diferente edad y condición social, reanudándose así la vida y la pastoral de la Iglesia de los primeros siglos.
En nuestra parroquia se inició el CN en el año 1975, desde entonces numerosas personas se han beneficiado de él. A lo largo de estos años hemos constatado que ha sido un instrumento válido que Dios ha provisto no sólo para los “cercanos” sino también para los “alejados”, tantas personas que han podido encontrar en la Iglesia un sitio concreto donde han sido acogidas y curadas de las heridas producidas por los sufrimientos con que la vida ha ido marcándolas.
Somos testigos de los numerosos frutos que el Señor ha ido obrando a través de la praxis catequético-litúrgica del CN en nuestra parroquia: vocaciones a la vida sacerdotal, a la vida consagrada y al matrimonio, matrimonios reconstruidos, padres abiertos a la vida, adopciones de niños abandonados, personas rescatadas del mundo de la droga y de la violencia, hermanos que han podido perder la vida por la Evangelización….

No es posible pasar por alto un hecho que de manera especial llama la atención: la presencia de tantos jóvenes que están creciendo en la Fe en el seno del CN.
Todas las personas han ido recibiendo gracias ordinarias a través del trípode que constituye la esencia del CN: la escucha asidua de la Palabra, la celebración de los sacramentos, en especial la Eucaristía semanal y la convivencia comunitaria.
Es preciso también hacer referencia a los presbíteros, que gracias a su generosidad, perdiendo la vida tantas noches, han servido a los hermanos en la Palabra y en la Liturgia, aunque también es verdad que ellos mismos se han beneficiado porque su Fe ha crecido.
En la actualidad en nuestra Parroquia hay nueve comunidades que se encuentran recorriendo las distintas etapas de este Catecumenado Postbautismal.